Un paréntesis de gracia (7)El capítulo 7 del Apocalipsis es un paréntesis de gracia. En este capítulo tenemos dos visiones diferentes: la primera visión está relacionada con Israel (7:l-8)y la segunda, con los gentiles (7:9-17). Hay aquí dos grupos de santos redimidos. No todo es juicio en estos días de tribulación que estamos considerando. Juan nos da un episodio profundamente interesante de bendición tanto para judíos como para gentiles. El curso de los juicios es suspendido y se corre la cortina para que podamos ver el corazón de Dios. Exactamente cuándo ocurre esta visitación de bendición, no lo sabemos. Pero sí sabemos que el regreso de Cristo por su Iglesia producirá una profunda impresión en el mundo y que después del arrebatamiento y traslado de los santos. Dios obrará en gracia con su pueblo antiguo, los judíos y también con los gentiles. Muchos serán salvos después del rapto y éstos tendrán que soportar la hostilidad activa y cruel de la gente incrédula que los rodea. Muchos de estos convertidos, se encontrarán entre el primer grupo de testigos que predicará el Evangelio del reino venidero por todo el mundo romano (Mateo 24:14). También serán los primeros mártires.
Este paréntesis en medio de los juicios de Dios ocurre para que pueda haber una emanación de la gracia de Dios. Cuatro ángeles aparecen ahora ante nuestra vista. Estos cuatro ángeles están relacionados con las cuatro direcciones principales de la brújula (Isaías 11:12; Apocalipsis 20:8). Controlan los cuatro vientos, lo que implica que a través de ellos, Dios puede retener y desatar juicios. El quinto ángel, el del sello del versículo 2, no puede ser Cristo, como algunos lo han sugerido. El ángel-sacerdote de 8:3-5 y el ángel fuerte de 10:1-10 sí se refieren a Cristo, porque los términos usados y las acciones descritas verdaderamente no podrían ser aplicadas a ningún ser creado, ni siquiera por estar exaltado. El ángel del sello evidentemente es un ser espiritual distinguido, que está autorizado para sellar a los siervos de Dios. Aparece por el este, la dirección desde donde Dios se manifiesta a sí mismo.
En Apocalipsis 7:4-8 los judíos sellados (distintos de la multitud gentil) son numerados y las tribus son distinguidas cuidadosamente. En números precisos, hay 144.000 judíos sellados. Estos judíos son salvados antes de la gran Tribulación y son sellados para pasar a través de ella. Cualquier alteración de un sello oficial lleva en sí la responsabilidad del castigo. De manera que este sello habla de la protección que tendrán para no ser molestados. Doce es el número de Israel y tenemos aquí en este acto de sellar, un número completo pero limitado de los hijos de Israel: el remanente judío preservado del martirio. Este grupo de 144.000 no es idéntico con el número de personas mencionado en Apocalipsis 14. Aquí tenemos 144,000 de todo Israel. En el capítulo 14 tenemos 144.000 de Judá solamente, quienes salen de los horrores de la hora de prueba que vendrá.
No se nos indica cuándo tiene lugar el acto de sellar a ese número específico de gente de las doce tribus de Israel. Pero en vista de que el sello lleva el nombre del Cordero y el nombre del Padre, los judíos numerados que son descritos aquí ya habrán aceptado al Cordero como Mesías y ahora son protegidos debido a la decisión que han tomado. Aquellos israelitas que fueron fieles a Dios a pesar de las abominaciones cometidas por otros en medio de su nación, fueron protegidos por una marca en su frente (Ezequiel 9:4). De manera que los 144,000 están entre aquellos a los cuales se refiere Daniel cuando dice que están "escritos en el libro" (Daniel 12:1). Vea también Malaquías 3:16, 17. Un sello representa reconocimiento y posesión oficiales y cualquier violación del mismo está sujeta a la penalidad de la ley y del gobierno. Dios tendrá un pueblo sellado al cual Él protegerá y librará a través de los trágicos acontecimientos que invadirán toda la tierra. Este sello también protegerá a aquellos que lo posean, de los demonios que serán liberados del abismo (Apocalipsis 9:4).
La vasta e innumerable multitud de gentiles de Apocalipsis 7:9-17 está en contraste total con el número más limitado y exactamente definido de israelitas. Esta multitud de gentiles con palmas en las manos no debe ser confundida ni con la Iglesia ni con Israel. Esta es la grandiosa reunión de almas que predijo Joel cuando dijo que en el día del Señor, todo aquel que lo invocara sería salvo (Joel 2:30-32). La incontable compañía representa los frutos de un extenso trabajo de gracia iniciado inmediatamente después del traslado de la Iglesia y continuado a lo largo de la siguiente semana profética de siete años. Anteriormente, Juan había descrito el tributo de alabanza de parte de aquellos redimidos de toda nación (Apocalipsis 5:9, 10). Esta gran multitud es identificada claramente en el versículo 14 como los salidos de "la gran tribulación". Tres preguntas surgen en torno a esta extensión de la obra de gracia:
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a. ¿Qué ocurrirá con los paganos? La suerte de millones de personas no evangelizadas es un asunto de seria preocupación. ¿Será condenada toda esta gente una vez que la Iglesia se haya ido al cielo en el momento del rapto? Es alentador descubrir que grandes multitudes serán salvas: la "gran multitud" que vendrá de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Y de esta manera, aunque la Iglesia haya fracasado seriamente en su obra misionera durante esta dispensación, los confines de la tierra podrán ser alcanzados con el mensaje de la sangre de Cristo.
... b. ¿Se salvarán algunas almas después del rapto? Cuando la verdadera Iglesia se haya ido, ¿se habrá terminado toda oportunidad para los perdidos? ¿Tenemos nosotros suficiente base para decir que los no salvos estarán fuera de toda esperanza de salvación cuando el día de gracia, tal como lo entendemos actualmente, haya terminado? Todos los que tengamos seres queridos no salvos cuando Cristo vuelva para el rapto, podemos pensar que es posible que estén entre el número de aquellos que saldrán de la gran Tribulación, lavados por la sangre del Cordero.
Pasajes como 5:8 y 8:3, los cuales tienen que ver con las oraciones acumuladas, pueden significar que aquellas oraciones por los seres queridos que ahora no son salvos, serán contestadas en ese tiempo. Tal esperanza, sin embargo, no debe crear indiferencia acerca de los perdidos. Si a los perdidos se les hace difícil responder al Salvador en estos días de luz y libertad, será mucho más difícil que crean en el Señor cuando el anticristo esté en acción. Pensando en las multitudes que han de ser destruidas por la guerra, el hambre, la peste y la anarquía en los días del hombre de pecado,
es imperativo que luchemos por que los perdidos se arrepientan y sean salvos mientras la puerta de la misericordia permanece abierta y las condiciones circundantes todavía contribuyen para una decisión por Cristo.
fuente: una página de internet de "adoradores" profesionales