LA ESPERANZA._ Os saludo, hermanas queridas. Hoy y ayer os habéis complacido ya en las mascaradas; pero sé con certeza que mañana todas vosotras os despojaréis de vuestros disfraces. Y si a la débil claridad de las antorchas no hallamos un singular encanto, iremos en días serenos enteramente a nuestro propio arbitrio, ora acompañadas, ora solas, a recorrer libres las hermosas campiñas; a nuestro talante descansaremos o trabajaremos, y llevando una vida exenta de inquietudes, sin sufrir jamás privaciones, nos esforzaremos siempre en alcanzar el ideal. Como huéspedas bien recibidas en todas partes, entramos con plena confianza. No hay duda: el bien supremo se ha de encontrar en alguna parte.
(del Fausto II, Goethe)