Poco a poco, el rocío fue desapareciendo del trébol y de las otras plantas en las que tan pesadamente se había posado. Las ramas, más livianas, se agitaron casi imperceptiblemente y luego, de repente y con toda armonía, se alzaron.
Más tarde describí a los demás toda la belleza que había visto. Pero mi relato no causó ninguna impresión, y quedé desconsolada.
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Respuesta: "Aunque me ordenes ir
¿cómo podré abandonar estas hojas de loto húmedas de rocío
y regresar a un mundo tan lleno de pena?"
de una Ayudante de Menor Rango de la emperatriz Sadako
1 comment:
trabajar en esos nervios,
qué maravilla!
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