Wednesday, September 06, 2006

Super-héroe en el Roca

Todo puede pasar.

Imagínense un miércoles o un martes, dos días pedorros, el fondo del abismo de la semana laboral, cuando falta muchísimo para el viernes. Eso es el marco temporal. El marco espacial: Plaza Constitución. Imagínense los que no van.
La cosa es que los trenes no arrancaban. Una, dos, tres horas más o menos de incertidumbre. El trabajador que salía tipo 19 hs. de su trabajo no se toma ni el tren de las ocho ni de las nueve, se toma el de las once, junto con los trabajadores que salen a las ocho, a las nueve y a las diez. O sea, Plaza Constitución ardía, llena de bolsitos, de taquitos y de caras de culo.

La cosa es que se arma una fila, larga y gorda en la puerta del tren que nunca arrancaba ni abría sus puertas. La cosa es que todo puede pasar, sí también, que de ese clima de podredumbre y desidia florezca un corazón noble, heróico, brillante y cómico como el acero inoxidable de los panchos x $1.-

La cosa es que cuando abren las puertas a las once se arremeten viejos, grandes, chicos, morochos y blancos hacia el ansiado asiento. Súperman, un señor de unos casi sesenta años, flaco, de ojos medio desorbitados, pagador de sus impuestos, primero en la fila, se sienta en un rojo asiento de dos y: ¡plum! quiere hacer justicia por los desfavorecidos en el empujón!!!! ::::

::::: la cosa fue que una vieja empujó al segundo o tercero de la fila y se coló e intrépida avanzaba hacia el ansiado asiento donde estaba Súperman, Súperman la vió y alzó su pelvis vengadora y en vuelo ágil impidió por derecha que la vieja se sentara

¿QUÉ HACE?
y la vieja arremete por la izquierda pero Súperman sin el pesar de los años y ayudándose en contra peso con sus manos ¡pum! vuelve a elevar su pelvis con toda osadía y diciendo:
¡NO LE TOCA, EL MUCHACHO ESTABA PRIMERO QUE UD.!
¿PERO VIEJO DEGENERADO, QUÉ LE PASA? ¡ESTÁ LOCO, ESTÁ LOCO!
AHH..., POR VIEJAS COMO VOS ESTÁ ASÍ EL PAÍS
y en el tira y afloje el viejo revoleaba su pelvis de izquierda a derecha y de derecha a izquierda bajo la indiferencia del resto del vagón y el estupor de la vieja zorra que se hacía la perjudicada.
El final, no me lo acuerdo, ya que todo esto me lo relató la Pequeña Laly en el marco de una reunión familiar....

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