Sintaxis del sentido: 5 días de sueños con agua, las uñas débiles, las manos lastimadas por la gata una y otra vez.
Mi amiga está tan perdida como yo pero en otra cadencia imposible de imaginar. Todos somos imposibles de imaginar. Suben músicos del altiplano y me resisto a consignar este momento como poético. No hay poesía que sea como un bello escenario. No hay bellos escenarios ni trascendentes; sino cadencias imposibles de imaginar.
El movimiento es hacia adentro. Yo no quedo bien en ninguna parte pensando con música detrás, pensando aún cosas que podrían ser importantes. Todo lo que se puede pensar en palabras no son cosas importantes sino cosas que pueden sonar y por ende, cosas que podemos hacer sonar para fascinar. Pero hay que aprender a callarse la boca y a respirar bajo el agua.
El aguijón se hunde y observo la colita de la abeja hundiéndose. El movimiento es hacia adentro, no magnánimos, no melodiosos inspiradores, no trazos que parezcan que entonces: yo he visto belleza, como si fuera ¿quién?, para decirlo.
La bikini que visto es roja a lunares blancos, el estereotipo de bikini. La playa es el estereotipo de la playa, larga, abandonada por el mar. El mar es un sintagma en mi cabeza, tengo rulos y el cabello corto pero soy yo ahora y también soy una madre juntando los baldecitos de mis hijos. No sé cuánto son y no los veo. Los oculté del peligro.
Hay repeticiones con leves deslices hacia arriba y hacia abajo. Monólogos. Diálogos con amigas o con gente muerta o con otros que piensan con música detrás. La gata me devuelve un antiguo aspecto enfermizo. Así, entre manifiesto y manifiesto, no hay poesía.
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